10 de diciembre de 2017

otra dirección de actores



Una reflexión sobre (un tipo de) dirección de actores en teatro:

No es habitual encontrar un montaje en el que la dirección de actores sea sobria y contenida, menos habitual todavía es encontrar un montaje en el que se confíe en el texto, este pequeño comentario defiende la existencia de una asociación causa-efecto entre estos dos puntos: la causa es el miedo o la desconfianza en el texto y el efecto es la anulación de la existencia del espectador. Lo habitual es lo contrario. Lo contrario es sobrecargar las puestas en escena, es el más con más es más, es el intensificar lo intenso y correr en lo cotidiano. El resultado del miedo, que es desconfianza e inseguridad en la relación de pareja unidireccional entre el director y el autor (su texto), se traduce en ritmo frenético (si es una comedia se justifica por definición de género) y en sobrecargar las tintas de la dirección de actores y la puesta en escena: algunos ejemplos de esto son... 

La sobreexplotación del espacio escénico. El terror a los silencios, por supuesto, algo inadmisible en el mundo del ritmo frenético y las no pausas, como si el director se justificara: "claro, parezcámonos al entorno, multitarea dispersa y acelerada". Un silencio le permite pensar, sentir, reflexionar, ese "le" es el espectador, ¿queremos que exista? El efectismo gratuito como efecto suplementador, ¿pero acaso necesita el texto suplementarse cuando es autónomo y autocontenido? 

En resumen: otra dirección de actores es posible. Esta reflexión surgió tras ver "Vania (versión libre de la obra de Chejov)", dirección de Álex Rigola sobre una dramaturgia de Lola Blasco.

http://m.teatroscanal.com/espectaculo/alex-rigola-heartbreak-hotel/

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