23 de enero de 2012

"Metafísica de los tubos" (Amélie Nothomb)


Cuando tenía 18 o 19 años escribía de forma compulsiva. Hasta los 15 se puede decir que leía de forma compulsiva. Un niño libro. Siempre acompañado de uno, tímido, introvertido y autoalimentado por mi propio mundo de imaginaciones e imágenes. En torno a los 18 mi escritura era compulsiva, muchas veces podría considerarse casi escritura automática. El escribir los pensamientos directos, sin pausa, como quien vomita, hasta que lo has echado todo. Sin saber realmente lo que estás escribiendo porque ni siquiera lo estás leyendo, sólo lo estás escribiendo.

El principio de este libro me recuerda a esto (salvando el nivelazo que tiene esta escritora):
Con una escritura llena de imaginación, nos presenta el nacimiento de un tubo que se cree (o es) dios, una escritura que se desliza por cada ocurrencia llevándola hasta las últimas consecuencias, que no tiene miedo al ridículo, que experimenta y sale a flote siempre de los experimentos. Y que adereza toda esta narrativa, de tinte surrealista a veces y de realismo mágico otras, con reflexiones filosóficas y bastante humorísticas sobre la propia existencia. Existencialista por momentos. Narra el descubrir del mundo para una niña, el rango desde el nacimiento hasta los tres años, pero contados en ese momento desde esa perspectiva.

Quizás los años más determinantes de nuestra vida.

LO MEJOR: el delirante, fantástico, imaginativo y valiente arranque del libro (los primeros capítulos).

LO PEOR: que no siga en una línea tan loca como la que empieza y acabe entrando en una estructura narrativa bastante convencional, abandonando progresivamente los "delirios" y reflexiones filosóficas para centrarse en el desarrollo de la narrativa. Venció el modelo aristotélico una vez más: Inicio, desarrollo, cierre.

LA CITA: "Luego ya no volvió a ocurrir nada más."

NOTA: **** (4/5)

DE DÓNDE VIENE EL OBJETO: de Arantxa.

A DÓNDE IRÁ EL OBJETO: De vuelta a su dueña, Arantxa.

4 comentarios:

Raúl dijo...

Hola Jabi :)

Me ha encantado la entrada, más que por el libro (que anoto para el futuro) por lo que cuentas al principio. Yo no llegué a escribir mucho, me quedé en voyeur: leo compulsivamente.

Me has retratado en eso del "niño libro", todavía soy así, con un libro figuradamente debajo del brazo, soy incapaz de dejar de leer.

jabi dijo...

Raúl,
larga vida a los niño libro. La lectura para mí fue como una tabla de salvación, muchos libros me han hecho flipar/volar tanto... Luego descubrí algo igual de interesante: ¡la gente! Las portadas son todas muy parecidas, pero cuando llegas al capítulo siete ninguno tiene que ver con otro...
Con esta entrada arranco la sección de libros (letras), para reseñar cada uno que caiga en mis manos... Patrick Suskind ("El Perfume") animaba en un relato corto a hacerlo y mi memoria es una galaxia llena de agujeros negros...
Te animo a seguir siendo un niño libro, especialmente si ya no tienes la edad de un niño ;)

Raúl dijo...

Yo tengo mucho de misántropo así que de momento sigo flipando más con los libros que con la gente ;)

Seguiré siendo un niño libro mientras la miopía me lo permita, y con el lector electrónico es cuestión de poner la letra más gorda según vaya estando más cegarruto.

Bueno, a todo esto, tu blog me lo descubrió David G. (nuestro amigo común) y la verdad es que me gusta un montón. Me alegro de que hicieras realidad tu sueño con la cámara, ya que se ha perdido un programador, que se gane un artista ;)

No soy un experto en el tema, pero me gusta lo que filmas y cómo lo filmas. Keep on!

jabi dijo...

Raúl, gracias por tu apoyo. Gran evolución la de los libros electrónicos, yo también metido en ella... David, supongo que él lo sabe porque se lo he dicho más de una vez, es una de esas personas que realmente me apoyo y me animó en un momento crucial de mi vida, un punto de inflexión... ;)