29 de noviembre de 2006

el intranquilizador


Cae la noche y con ella las estrellas
Cae la noche y con ella los sueños
se va todo y allí, en el fondo negro
en el reverso del borde del límite
en el apéndice del día,
escrita con tinta oculta avergonzada
aparece la sombra, la otra luna
que ilumina los inconscientes,
que lanza muerte y vida,
que quema de sobreexposición
y viola los silencios tranquilos y
la paz obtenida, que arrasa y atormenta
llevándose nuestras estrellas
y nuestros sueños
y trayendo una oscuridad,
densa, tersa, suave, cómoda, pesada, fuerte
y con la que no lucho porque no puedo
a la que no respondo porque no hablo
a la que no grito porque no oigo
cuando no lloro porque no triste.
Sólo dormido y encerrado
y pienso: de mí no depende salir
de esta jaula que me acompaña
a todas las partes de las partes
y que nadie parece ver excepto...

¿Quién ha venido?
¿Es Robert de Niro?
Es el intranquilizador,
aparece y borra lo escrito
despierta al único enemigo del negro
el naranja de la no razón que
los razón llaman locura.
Y ya está aquí y con su música
lo pasa todo a otro plano
por encima de las palabras
por encima de los textos y los sextos
Llévame contigo, que me voy,
aunque no pueda volver a aterrizar,
aunque para renacer necesite arder.
Ah, mira lo que empuña
¿es un rifle? ¿un bastón? ¿un cetro? ¿un falo?
¡Es un paraguas! ¡Aterrizar!¡aterrorizar!¡aterrar!¡alternar!¡arsenal!¡almenar!¡al telar!¡al mear!¡al ser!¡ver!¡ayer!¡querer!¡er!¡r! ¡ ! .

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